miércoles, 3 de agosto de 2011

Inicios de producción téxtil a gran escala.


A finales del periodo Edo la producción industrial es mucho más interesante que la producción de arroz. La industria no arrocera pagaba menos del 10 por ciento en impuestos pero la producción de arroz llegaba a pagar el 39 por ciento. Pese a las limitaciones en el comercio por parte del bakufu (interesado en el cultivo del arroz, claro), producir otros productos es más rentable. Si los daimios podían conseguir beneficios con la industria local (es decir sacar tajada), la colaboración podía era muy productiva.



Los productores de cáñamo de Kaga estaban forzados a vender el hilo a bajo precio a los comerciantes de Omi por orden del bakufu. El daimio de Kaga estableció un sistema de financiación y marketing para el hilo de cáñamo para aumentar la producción y así sus beneficios pero fracasó, así que los productores con la asistencia del dominio experimentaron tejiendo su hilo en crepé de cáñamo.



Por el 1820 la industria ya estaba bien establecida, con financiación y marketing del daimio, quien abrió una oficina en Edo en el 1828. Tan exitoso fue que en 1830 lo intentaron con algodón como suplemento al lino cuya demanda era de temporada (verano), pero el resultado entonces fue de poca calidad. Un mercader local del lino se ofreció a financiar este nuevo producto y venderlo el mismo si el daimio le prestaba el capital. El daimio accedió y en 1861 un solo distrito estaba produciendo un millón de tan de algodón al año, asumiendo el daimio el control de calidad y el marketing.



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